De la autenticidad…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Hay mucha simulación en los bípedos implumes por lo que hace a las múltiples facetas que exponen ante sus congéneres, sus semejantes.

La farsa, la mentira, la verdad a medias, la presunción, la jactancia, la ventaja, aunados a la mezquindad, la envidia, el rencor y varias lindezas por el estilo, hacen que personas anodinas, limitadas, frustradas, vengativas, inconformes con la vida, reaccionen con violencia, con odio, con arrebato, con ambición desmedida en aras de tratar de vencer sus complejos y se escuden en supuestas banderías para creer que las etapas de sus complejos y limitaciones están superadas.

La verdad es que asumen actitudes “imperiales”, autócratas, crueles, desmedidas, abusivas, cerradas, de tal suerte que cuando acceden a lo que para ellos es el poder, o sea, el poder político, aunado casi siempre al poder económico (producto de sus fechorías y latrocinios), se regodean en el ejercicio abusivo y despótico del mismo y se olvidan o más bien dejan sus actitudes hipócritas y falsas de ser pretendidos “luchadores sociales” y sus seguidores (oportunistas, convenencieros. y en algunos casos. familiares), los deifican ensalzando sus patéticas y supuestas “virtudes”.

También existen, aunque más contados, los auténticos, los verdaderos, los genuinos, ellos sí, luchadores sociales, Seres humanos de auténtica grandeza, de verdadera estirpe de héroes epónimos poseedores de un gran conciencia y solidaridad social, de gente verdaderamente entregada a las causas reivindicatorias, de los humildes, de los depauperados, de los explotados por la codicia humana, de los parias, de las masas de trabajadores que en la estructura política y económica de nuestras tierras, jamás podrán acceder a los beneficios que pudieran obtener con el fruto de su trabajo, si ello fuera dable o simplemente posible.

En el demos de la historia universal no hay muchos y dentro de la modesta historia local, sí contamos con un auténtico y verdadero luchador social, díganlo si no, los ejemplos de su ideario político social, así como las múltiples anécdotas que demuestran de una manera apodíctica, su interés por mejorar y paliar las condiciones de los trabajadores de nuestro puerto, los asalariados, los estibadores, la gente del pueblo que vive al día y, además, bajo el impacto brutal de regímenes y sociedades ignorantes, despóticos, injustos y abusivos, prepotentes, intolerantes y lo peor, fanáticos.

Todo mundo debe saber que la ciudad, el puerto y la bahía de Acapulco, durante el porfiriato y aún después de la Revolución de 1917, política y económicamente estaba poseída por una mafia de comerciantes españoles, quienes imponían las condiciones y términos en que se debía manejar toda la población, incluyendo autoridades locales, estatales y federales a quienes compraban con el poder del dinero. Es el caso que el 1º. de enero de 1921, tomó posesión como Presidente municipal de Acapulco un, como dijimos, verdadero luchador social, para el período de un año, puesto que logró con el auténtico voto popular lo que provocó a esta mafia que logró, por fin, deshacerse de él y sus hermanos, por conducto de su propia madre quien, engañada por un sacerdote católico, le prometió que serían embarcados a San Francisco si se rendían y esto lo logró amenazándolos con tirarse al pozo de su casa si no lo hacían. A pesar de saber de la maledicencia del sacerdote, cumplieron con su madre y fueron asesinados.

Pero el pueblo, entonces, no olvidaría cómo el presidente municipal les leía las garantías Constitucionales al pueblo, en las escalinatas de palacio; cómo creó una cooperativa de consumo para vender al costo los productos a la gente pobre; cómo convino con Obregón la construcción de la carretera Cuernavaca-Acapulco que inauguró Calles y que acabó con el monopolio de la mafia de comerciantes españoles; que mantuvo limpia la ciudad y pintadas las fachadas de las casas con el consenso del pueblo; que predicó con el ejemplo y multó a su padre porque el perro de éste mordió a una persona; que pagaba renta al Ayuntamiento por la vivienda que tenía en el propio palacio municipal, para estar más cerca de sus funciones, que logró reivindicaciones para los estibadores y un sin fin de acciones que sería prolijo enumerar.

Pues bien, este luchador social fue Juan R. Escudero Reguera, hijo de español y ometepequense y el pasado 27 de mayo se celebró el aniversario de su nacimiento, acaecido en 1890. Ejemplo auténtico de nobleza y entrega.

¿Se habrá celebrado cómo se merece? ¿Se ha difundido su obra y ejemplo? Sus acciones bien se lo merecen. O usted, agradecido lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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