De la resistencia...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


La resistencia, como todos sabemos, es un término que significa resistir y hay varios elementos de los cuales se puede predicar la resistencia, que tiene varios significados, especialmente referidos a cuestiones eléctricas, mecánicas y de todo tipo, pero que también significa, si le agregamos la palabra pacífica, entonces nos encontramos con un método de oposición al régimen establecido consistente en la desobediencia a determinadas normas cuya conculcación dificulta el normal funcionamiento de la vida cotidiana.

Lo supimos con el Mahatma Gandhi, héroe de la resistencia pacífica en contra del imperio inglés en la India para lograr la independencia de su país, a pesar de la línea dura y salvaje que utilizaron los ingleses al respecto; también tenemos el caso de la resistencia en Francia en contra del régimen nazi, llevada al cabo por una gran mayoría de ciudadanos extranjeros ( españoles republicanos, judíos de Polonia y Rumanía, los comunistas que llegaron de todas partes, así como las mujeres cuya labor como resistentes también ha sido infravalorada)mas que de parte de los franceses, a pesar de la propaganda desplegada en ese sentido.

De esta guisa sería interminable el mencionar la cantidad de ejemplos de resistencia de los ciudadanos frente a medidas gubernamentales y también de gobernados, en contra de los mas elementales derechos e intereses de las mayorías.

Y merced a ello, también hemos visto cómo, merced a estas resistencias pacíficas se ha resuelto a favor de las masas la gran mayoría de sus peticiones, aun cuando a veces se han dado casos en que la represión en su contra ha sido brutal.

En la especie mucho se ha dicho del México y del Guerreo broncos, durante mucho tiempo se les ha tratado con pinzas para evitar una probable insurrección de estos pueblos, que sería desastrosa y nada deseable, sin embargo la situación actual nos implica que se está estirando demasiado la liga y se puede reventar.

En efecto, en el ámbito nacional se está llevando al cabo una resistencia, ya no tan pacífica en algunos lugares, por el siniestro gasolinazo que nos espetó el gobierno federal al comienzo del año, el que a pesar de los buenos deseos de las personas de buena fe, pinta nada agradable, especialmente para la gran mayoría de nuestro pueblo sumido en la miseria, ya no digamos en la ignorancia y la precariedad absolutas, eso sin contar la plaga de extorsiones, asesinatos y violencia que causa el crimen organizado.

Volviendo al ámbito local, es de llamar la atención el aguante de nuestro pueblo ante los abusos cotidianos de que es víctima, v.gr.: el aumento de precios, todos los días, en los artículos de primera necesidad, como vemos a los empleados re -etiquetar, en los supermercados toda la mercancía, todos los días; el aumento al precio del pan y básicamente de las tortillas, base del sustento de nuestro pueblo; el aumento descarado del pasaje en loa camiones urbanos y taxis colectivos y no colectivos, vamos en todos los vehículos de transporte de pasajeros, como consecuencia del gasolinazo y de ahí pa´l real, pues es obvio que ya se está desatando una inflación incontenible.

Es el caso, sin embargo, que en otros países ante el alza desmedida de ciertos bienes o servicios, la gente ha reaccionado, de inmediato, y su resistencia pacífica les ha dado resultado, pero hay que admitir que ha habido solidaridad social y humana, así como un gran despliegue y participación ( como se vio con el movimiento del barzón en el país, no exento de ilegalidades inaceptables, por ejemplo), pero uno se pregunta si la gente no es capaz de dejar de comer tortillas uno, dos o tres días, los que sean necesarios, para obligar a los tortilleros a bajar el precio de ese producto fundamental de nuestra alimentación; o dejar de usar el transporte colectivo y caminar hacia sus centros de trabajo algunos días y verán que les bajarán el precio del pasaje, como lo hicieron los negros en EUA pero en contra de la discriminación al obligarlos solo a usar los asientos traseros para transportarlos y ganaron sus pretensiones; o el boicot de los mexicanos en los campos de Texas, boicoteando el consumo de la lechuga que se podría en los mercados, por el bajo salario que les pagaban a nuestros paisanos; o la marcha de las cacerolas, de las amas de casa en Buenos Aires, logrando sus objetivos, en suma si la gente siente que tiene un obstáculo insalvable que le perjudica notablemente a su bolsillo, como ahora el gasolinaza (pero hay otras alzas mas) que ejerza su derecho Constitucional y que proteste, pacíficamente, pero que rechace lo que siente que le está afectando como individuo y como miembro de una sociedad, actuando solidariamente. Es lo menos que se puede hacer. O usted, solidario lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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