De criaturas a humanos

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Por Fernando Reyes Baños




Fidel Castro, en un discurso pronunciado el 7 de febrero del año 2003, expresó: "La educación no se inicia en las escuelas; se inicia en el instante en que la criatura nace. Los primeros que deben ser esmeradamente educados son los propios padres, de modo especial las madres, a quienes por naturaleza les corresponde la tarea de traer los niños al mundo". Más allá de cualquier idea que pueda entreverse de estas líneas, por quien las dijo o por las connotaciones que puedan dilucidarse, resulta difícil refutar, en esencia, la responsabilidad que deposita en quienes contribuyen, con sus actos (y omisiones), a que nuestra especie siga perpetuándose, lo que aplica tanto a padres como a hijos porque todos somos susceptibles de ser los primeros, en algún momento, y porque todos somos, inevitablemente, los segundos. La responsabilidad _podría decirse_ es una nota esencial de nuestra libertad, siendo aquella característica que, justamente, marca una diferencia insoslayable, entre libertad y libertinaje.

Kant dijo años atrás: "Únicamente por la educación el hombre puede llegar a ser Hombre" (y pongo en mayúscula la inicial de esta última palabra para enfatizar que se hace referencia a la humanidad), la aseveración anterior significa muchas cosas o puede interpretarse de muchas maneras, pero una cuestión importante con relación al tema que estamos abordando es que nadie nace humano por naturaleza, es decir, nacemos como criaturas pertenecientes a una especie animal que se humaniza por la educación que recibe, de ordinario, por parte de sus padres. Es en este sentido que la educación es un aspecto fundamental de nuestro proceso de humanización, como también un elemento clave del cultivo social que sirve de crisol para que nos convirtamos en ciudadanos.

Ahora, ¿quién es una persona educada? Esta pregunta es mucho más complicada de responder de lo que a simple vista pareciera, por lo que dejaré hasta aquí este _hasta que una conversación "en torno a" señale lo contrario_ soliloquio. Con relación al video, la esfera de lo social es, aparentemente, "harina de otro costal". Habría quienes dirían que el sistema (ese aspecto de la superestructura que se encarga de preservar el statu quo) no solo desea evitar que los individuos sean libres, sino que también desea implantar en sus psiques el mito de que cada sujeto obra según sus designios, según los dictámenes que marca su voluntad y sus propios deseos, pero... ¿quién o quiénes conforman dicho sistema? De la metáfora del elevador socioeconómico de Ricardo Raphael, un destacado catedrático del CIDE, podría derivarse la idea de que "los responsables" podrían encontrarse, quizá, en las suites del último piso al que dicho elevador puede llevar, siendo en este piso justamente, donde se hayan los lujos que solo unos cuantos pueden gozar, sin embargo, estando claros en que la riqueza no está repartida en la sociedad de manera equitativa, esta distribución de la misma se asume como parte de nuestra normalidad, tanto para quienes tienen como para los que no, y aunque para éstos últimos pueda parecerles injusto, lo cierto es que mientras no se presente una crisis, un momento coyuntural, este estado de cosas seguirá asumiéndose de la misma manera. Lo anterior, obviamente, no tiene nada que ver con expresiones como: "el mundo ha sido siempre así", "la vida es así", "las cosas siempre serán así" o cosas similares, pero así es como nos educaron, así es "hemos elegido" verlo... entonces: ¿cómo podemos evadir ser parte del sistema, conformamos con el piso socioeconómico al cual estamos SUJETOS o darnos cuenta, simplemente, que nuestros deseos _que aparentemente nos pertenecen_ no son nuestros en realidad? Dejo abierta esta pregunta, como quien tira una moneda al aire en medio de amigos y conocidos esperando a ver quién se anima a alcanzarla, quién se anima a brindar una luz que devele la pista para despegar algún día a un posible proceso de desujetación.

Por mientras, me despido con una frase alusiva del economista y filósofo Luis J. Álvarez: "Somos sabios gracias a la educación ilustrada que proyectamos nosotros mismos"... quizá, sin hacer tanto argüende, la respuesta no está tan lejos, literalmente, de nosotros mismos.




El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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